martes, 2 de septiembre de 2008

Prejuicios y Blogs...

Entre tantas nuevas tendencias y modas, uno se deslumbra por la facilidad con la que podemos juzgar y emitir prejuicios sin que nos preocupe en lo más mínimo parecernos a lo que realmente somos cada vez que levantamos un dedo para señalar a quien es diferente, después de todo, cada uno de nosotros tiene amigos negros, gays, amigos en las altas esferas y en los barrios, oficialistas u opositores, cualquiera puede ser amigo de cualquiera, sólo tenemos que sentarnos juntos a criticar a los Tukis, odiar a los Emos, y juzgar Metaleros, eso es fácil porque se trata de ser superior, nada que ver con el racismo, recordemos que la discriminación no tiene nada que ver con las razas en este siglo.

El egoísta deseo de poder presumir de ser tolerante me arma de paciencia cada día incluso con aquellos cuya mente extremadamente cerrada les impide ver que de verdad les desprecio por despreciar a los demás, ¿Qué tan contradictorio puede ser eso que acabo de escribir? La verdad es que raya en lo hipócrita, y es la hipocresía la que por fin me hace sentarme a escribir después de tanto tiempo y lo que precisamente me hizo pensar en todo lo que dije anteriormente.

Siento que a estas alturas ya les debo una explicación a todo este ensarte de disparates, y no es demasiado complicado de cualquier manera, verán, mi cadena de pensamientos se remontan al momento en el que me di cuenta, por motivos que no vienen al caso, que soy un grandísimo hipócrita de las letras, he escrito tantas y tan deprimentes historias, insinuando siempre el dolor de ser tormentosamente incomprendido, pero mis tristezas más tangibles no deben reflejarse nunca en escrito alguno, porque se supone que yo muestro la amargura de mi corazón para romper la coraza de los demás, pero ¿quitarme la mía? Eso es algo un poco más difícil de hacer.

No estoy seguro si todo esto se trata de distinguir entre la depresión que hago pública o la tristeza que me callo, pero entre las cosas que hacemos para complacer o las que evitamos por no molestar nos ocupamos tanto que olvidamos hacer lo que nos propusimos al principio de la noche, en mi caso, escribir, y olvido escribir no porque no lo disfrute o porque no tenga nada de decir, es sólo que… ¡hay antas otras cosas!

A todas estas, por estar constantemente ocupado y escribir siempre de tormentos que son ajenos a mis propias tristezas, me he convertido en un Bloger que no escribe, me pregunto si habrá una tribu urbana cuyos miembros sean, escritores de blogs sin comentarios esas personas que jamás tienen tiempo de de escribir y aunque todos disfruten leerle, jamás serán sus fieles seguidores, porque cualquiera pude oler la falsedad de los relatos deprimentes escritos en momentos de tranquilidad y las páginas vacías que dejan los días tristes.

Pocos podrían relacionar tan extrañas ideas, eso lo sé, pero en señal de respeto, le muestro ahora a quien le provoque leerme, sinceridad en cuanto a mis pensamientos y quizás la promesa de algún día, ser también un poco menos falso al hablar con el corazón en la mano.